lunes, 26 de mayo de 2008

Hermafrodito

Cierto día, Afrodita y Hermes se encontraron y descubrieron que se amaban.
Tan fuerte fue la atracción que sintieron, como poco duradero fue su encuentro. De su unión nació un hijo, a quien llamaron Hermafrodito, fundiendo en uno sus nombres griegos.
Terminada su aventura, la diosa fue acusada de adulterio y viendo en su hijo un testimonio vivo de su traición, decidió separarse de él. Lo entregó al cuidado de las ninfas del monte Ida para que lo criaran y lo educaran. Con el paso del tiempo, el niño se convirtió en un joven de gran belleza. Al cumplir 15 años, Hermafrodito decidió salir a recorrer las tierras griegas. Yendo de camino a Caria, en Halicarnaso, el exceso de calor de aquel día soleado le hizo aproximarse a un lago para refrescarse, al que se lanzó a nadar desnudo. Era tan bello como su madre pero no había heredado de ella su ardor amoroso. Ante lo encantos femeninos y perspectivas de aventuras, tímidamente bajaba los ojos y se retiraba.
La ninfa Sálmacis, espíritu de aquel lago, no tardó en ver al joven. La visión de aquel hermoso cuerpo despertó en ella la más intensa pasión. Se desnudó también y se deslizó ágil y graciosamente en las aguas cálidas. Hizo todo lo posible por conquistar al joven, pero éste se resistía.
Desesperada, lo enlazó fuertemente y suplicó a los dioses:”¡Te debates en vano, hombre cruel!¡Dioses! Haced que nada pueda jamás separarlo de mí ni separarme de él”
Los inmortales atendieron a su pedido y los dos cuerpos quedaron fundidos para siempre en un solo ser, de doble sexo.

domingo, 18 de mayo de 2008

Elisa Brown, la Novia de Arena

Elisa, hija del Alte. Guillermo Brown, estaba comprometida con el marino Francisco Drummond, Pancho Drummond era escocés, pero luchaba en la marina inglesa. Se radico en Buenos Aires y empezó a frecuentar la quinta del almirante en Barracas. Alli conoció a Elisa. Él tenia 24 años y ella 17. Se comprometieron y planearon casarse cuando la guerra terminara.
El 6 de abril de 1827, Drummond marchó a la guerra con la flota de Brown. Muy pronto sobrevinieron grandes dificultades.
Drummond, que ya estaba herido, tomó un bote y fue arrimándose al resto de los barcos en busca de municiones para continuar la lucha. En el momento de abordar la goleta Sarandí lo alcanzo una bala enemiga. Drummond comprende que va a morir y entrega a su amigo, el capitán Coe, el anilo nupcial para Elisa y alcanza a mantenerse vivo hasta la llegada del propio almirante, en cuyos brazos muere. Elisa recibió la noticia sin derramar una sola lágrima. Algunos dicen que la envolvió una silenciosa demencia.
Pasaron los meses y una tardecita de diciembre, se vistió con el traje de novia que no pudo estrenar para la boda y se sumergió en el Río de la Plata, acabando con su vida.
Fue enterrada junto con Drummond en el Cementerio de la Iglesia del Socorro, nunca unidos en vida, al menos descansarían juntos en la muerte. Posteriormente fue trasladada a la Recoleta, donde descansa bajo la misma columna que su padre.
Muchos aseguran haber visto su fantasma deambulando por la zona de La Boca y Barracas. Otros la han visto caminando por la costa del río, por donde suelen quedar sus huellas marcadas.
FUENTE.

martes, 13 de mayo de 2008

La Misteriosa Buenos Aires

En el año 2006, un trabajo de investigación reveló que existen 40 cementerios debajo del asfalto que pisan día a día miles de personas en la ciudad de Buenos Aires.
Estos cementerios fueron creados entre los siglos XVII y XVIII. Algunos de esos sitios están debajo de la Plaza de Mayo, la plaza España y la plaza 1º de Mayo, el parque Los Andes de Chacarita, la sede central del Banco Nación, y en la zona del cruce de las avenidas Corrientes y 9 de Julio. Incluso, aún pueden encontrarse restos humanos, parte de un pasado colonial que marcó los orígenes del país.
Las últimas tumbas de los primeros porteños estaban ubicadas, para el 1600, dentro de los templos. Luego se abrieron camposantos anexos a las iglesias ante el aumento de la cantidad de fallecidos, y después se crearon los cementerios, con la llegada de las epidemias, a principios del 1800.
Este mapa de alrededor de 40 lugares de entierro fue elaborado por la Comisión para la Preservación del Patrimonio Histórico Cultural (CPPHC) porteño.
Las personas de la clase alta eran sepultadas en los interiores de los templos, mientras que la gente del pueblo, los esclavos o reos eran enterrados en anexos. Una muestra fue la Iglesia de San Miguel, construida en 1727, en lo que hoy es la esquina de Tacuarí e Independencia, y luego trasladada a Mitre y Suipacha, en cuyo cementerio, actual plaza Roberto Arlt, eran enterrados los pobres y ajusticiados. “Hay de todo debajo de Buenos Aires. Es muy impresionante y apasionante. La mayoría de los cementerios están bajo o en los alrededores de las iglesias, y muchas de ellas aún están en pie”, explica Leticia Malonese, y agrega: “Acá (en Argentina) siempre se tapa todo, y hay muchos lugares que se rellenaron de basura, como si hubiésemos querido ocultar el pasado colonial”. Para 1800, existieron dos cementerios donde se enterraba a los habitantes “disidentes” que no profesaban la religión católica apostólica romana, sino que eran protestantes. El primero de ellos, llamado “Del Socorro”, estaba ubicado en Juncal y Suipacha, donde eran enterrados los ciudadanos de origen estadounidense y alemán, y el otro, el “Victoria”, situado en lo que hoy es la plaza 1º de Mayo, en el barrio de Balvanera, albergó a los fallecidos de la comunidad británica. En ese mismo lugar, según se cree, fueron inhumados los primeros habitantes judíos de la ciudad de Buenos Aires, que para comienzos de 1900 fueron trasladados hacia la primera necrópolis propia, en el partido bonaerense de Avellaneda. “Todavía hay restos humanos –asegura Malonese–, y muchos se conservan en buen estado a pesar de los años. Todas las construcciones que hay bajo tierra son grandes. En esa época había mucho terreno libre y se utilizaban amplios espacios que, con el pasar de los años, se cerraban y se les construía encima.” Pero las distintas epidemias que azotaron la ciudad obligaron a las autoridades locales del momento a destinar campos alejados como lugares de entierro para los miles de muertos. Así fue como surgió el “cementerio provisorio por epidemia de cólera”, bajo la actual Plaza España, en Barracas, que luego fue reemplazado por el “Del Sud”, donde hoy está el parque Ameghino, en Parque Patricios. Este último fue habilitado en 1867 durante un brote epidémico, y cerró sus puertas cuando llegó al límite de sepultura de 18 mil cadáveres, con la fiebre amarilla de 1871. Una situación similar se vivió en el cementerio viejo de la Chacarita, ubicado en el terreno que hoy ocupa el parque Los Andes. En el cementerio de la Recoleta funcionó un camposanto, la huerta y los jardines de los monjes recoletos. Este lugar fue el primero de los entierros públicos que tuvo la Capital Federal, inaugurado el 17 de noviembre de 1822, como consecuencia de la reforma religiosa llevada a cabo por Bernardino Rivadavia, ministro de gobierno bonaerense. Desde entonces, las familias más tradicionales de Buenos Aires eligieron este lugar para levantar suntuosas bóvedas, que perduran hasta hoy. FUENTE.
Después de esto, no me quiero imaginar la cantidad de muertos que levantaron para construír los subtes.

domingo, 11 de mayo de 2008

El fantasma del museo

El Museo de Arte Hispanoamericano "Isaac Fernández Blanco" guarda entre sus paredes una de las leyendas urbanas más populares. Este museo no solo custodia los objetos de arte de distintos períodos históricos, sino también una historia de fantasma que asustó incluso a un presidente norteamericano y a los poetas Oliverio Girondo y Manuel Mujica Láinez.
En ese lugar funcionó una compañía importadora de esclavos y mas tarde perteneció a la Parroquia del Socorro, en la década del 20 el arquitecto Martín Noel construyó allí un complejo de estilo neocolonial, con jardines andaluces. En 1937 se creó en el lugar un Museo que la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires llamaría mas tarde con su nombre actual.
Se dice que en el lugar aparece el fantasma de una joven de 17 años que murió de tuberculosis cuando aún el predio era de dominio parroquial. En 1928, cuando ya era conocido como la “Mansión Noel” se alojó allí Herbert Hoover, presidente de los Estados Unidos, que se quejó por los lamentos y ruidos de puertas que se escuchaban por la noche y no le permitían dormir, incluso sus acompañantes dijeron haber visto una figura paseando por los jardines. También en tiempos actuales hay personas que aseguran haber visto una figura extremadamente blanca merodeando por el lugar.
Los poetas y escritores de la década de 40 acostumbraban a reunirse en la casona del poeta Oliverio Girondo y su esposa Norah Lange, que vivían en las inmediaciones de la mansión Noel, los visitantes de la pareja aseguraban que por las noches veían al espectro, pasear por los jardines e incluso algunos decían que habían dialogado. Se dice que, en 1989, el “fantasma del museo” inquietó a la bailarina española Graciela Ríos Saiz al salirle al encuentro cuando ensayaba en los jardines del museo.
Leyenda urbana o realidad, lo cierto es que esta aparición, que desde 1920 atormenta a distintos huéspedes de aquella mansión. FUENTE.

viernes, 9 de mayo de 2008

Olvidados en el ascensor

En el número 1841 de la calle Guido, una casona -actualmente sede del Consejo de Rectores de las Universidades Privadas (CRUP)-, fue el escenario de una historia teñida de sangre, una de las más negras de la vida porteña:

El 1° de enero de 1937, la familia Echagüe preparaba la casa para irse a la estancia donde pasarían los meses del verano. Ya todos habían salido de la casa menos el portero y su mujer, la mucama, que vivían arriba; pero el viejo mucamo Juan, que hacía las veces de mayordomo, creyendo que ya habían salido, cortó la corriente eléctrica y luego salió, cerrando con llave la gran puerta de entrada. Ahora bien; en el momento en que Juan cortaba la corriente eléctrica, el portero y su mujer venían bajando en el ascensor. Cuando tres meses después volvió la familia Echagüe, encontraron en el ascensor los esqueletos del portero y la mucama que se había convenido permanecerían en Buenos Aires durante las vacaciones.

Esta crónica está incluída en uno de los escritos de Ernesto Sábato, en el “Informe sobre ciegos” de su novela Sobre héroes y tumbas. Pero esta narración cobra una nueva dimensión en el momento en que el relator tiene la convicción de que aquel episodio era obra concienzuda y planeada por una secta, e imagina los macabros detalles del episodio: primero la sorpresa del portero al ver que el ascensor se detiene justo entre dos pisos; aprieta el botón una y otra vez, abre y cierra la puerta de fuelle. Luego grita hacia abajo. Nadie le responde. Grita varias veces más. Vuelve a gritar junto con su mujer; lo hacen durante cinco o diez minutos...y nada. Ninguno de los dos quiere decir algo desesperante, pero ya comienzan a pensar que tal vez se hayan ido todos y hayan cortado la corriente. Comienzan entonces a dar alaridos de terror, emitiendo aullidos de animales enloquecidos y acorralados, y golpean con debilidad creciente el bloque macizo del entrepiso. Pasan las horas y nada sucede en aquella silenciosa mansión abandonada; el horror empieza nuevamente a devorarlos. En aquel cuchitril, en las tinieblas, tirados en el suelo (se sienten, se tocan), ambos piensan en la misma y horrible cosa ¿qué comerán cuando el hambre sea insufrible? ¿cómo será la muerte por hambre?. En fin, es seguro que al cabo de cuatro días, quizá menos, de encierro hediondo y salvaje, el más fuerte coma al más débil. En ese caso, el portero come a la mucama, primero en forma parcial, empezando por sus dedos, después de golpearle la cabeza contra las paredes del ascensor. Finalmente la come íntegra. Dos detalles confirman mi reconstrucción, termina Sábato: la ropa de ella, arrancada a jirones, aparecía por el suelo, entre la inmundicia; muchos de sus huesos, también, como si hubieran sido arrojados uno después de otro por el mucamo caníbal. Mientras que el cuerpo podrido y parcialmente esquelético de él estaba a un costado, pero íntegro.” Historia, leyenda o imaginación, lo cierto es que muchos creyeron firmemente la veracidad del episodio, y se comenta haber oído, a altas horas de la madrugada, voces implorantes que surgían del hueco del ascensor o pasos lejanos resonando en la silenciosa casa desierta.

sábado, 3 de mayo de 2008

La Leyenda de Coquena

Coquena es uno de mis tan amados seres mitológicos, uno de los tantos que adornan las páginas de aquellos libros que atesoro desde hace ya tanto tiempo. Se dice que este ser habita las tierras del noroeste argentino, donde protege celosamente la fauna silvestre, premiando a los pastores que realizan con esmero su trabajo con monedas de oro y plata, que según dicen pertenece al tesoro oculto de los incas, el cual también protege Coquena. Eso sí, nunca se debe contar el secreto, porque de los contrario, él quitará lo que dio.
Su nombre refiere a la fascinación que tiene por las hojas de coca, por lo que se le debe agradecer dejándole estas hojas entre las piedras del lugar.
Coquena solo permite la caza por necesidad y a la vieja usanza (con boleadoras previo rodeo y encierro), es invocado para tener éxito en la cacería mediante la ofrenda de hojas de coca o comida. Coquena se considera un ser protector de las vicuñas, guanacos, llamas y animales silvestres; cuyo mito se mantiene vigente en la Puna y la Quebrada y se aparece a los pastores y a los cazadores que cazan con armas de fuego. En estos casos, Coquena se aparece en forma de una vicuña, de una llama, una alpaca o un guanaco, el cazador le disparara y jamás le acertara.
Se dice que es hijo de la Pachamama (Madre Tierra) y que es un hombre pequeño, con rasgos del altiplano y con barba. Los lugareños lo describen como un hombre de aspecto amigable y sonriente, aunque los encuentros duran apenas segundos. Usa ropa de lana tejida y un gorro con orejeras. FUENTE.
Coquena se aparece en sueños a los hombres de familia con escasos recursos y le dice donde están las manadas sin crías que podría cazar para llevar alimento para la familia.
También se dice que Coquena ha quitado animales a quien no sabía valorarlos, así como ha premiado a pastores que protegieron la vida de sus animales con riesgo de la propia.
El puneño no caza más animales de los que necesita para su subsistencia para no despertar la ira de Coquena. FUENTE.
Juan Carlos Dávalos, poeta salteño, dedicó una poesía a Coquena en su libro "Los Cantos de la Montaña" que podrán leer a continuación.

Cazando vicuñas anduve en los cerros

Heridas de bala se escaparon dos.

- No caces vicuñas con armas de fuego ;

Coquena se enoja, - me dijo un pastor.


- ¿Por qué no pillarlas a la usanza vieja,

cercando la hoyada con hilo punzó ?

- ¿Para qué matarlas, si sólo codicias

para tus vestidos el fino vellón ?


- No caces vicuñas con armas de fuego,

Coquena se venga, - te lo digo yo

¿No viste en las mansas pupilas obscuras

brillar la serena mirada del dios ?


- ¿Tú viste a Coquena ? - Yo nunca lo vide,

pero si mi agüelo, - repuso el pastor ;

una vez oíle silbar solamente

y en unos tolares, como a la oración.


Coquena es enano ; de vicuña lleva

sombrero, escarpines, casaca y calzón,

gasta diminutas hojotas de duende,

y diz que es de cholo la cara del dios.


De todo ganado que pace en los cerros

Coquena es oculto, celoso pastor ;

Si ves a lo lejos moverse las tropas,

es porque invisible las arrea el dios.


Y es él quien se roba de noche las llamas

cuando con exceso las carga el patrón.


Juan Carlos Dávalos.




viernes, 2 de mayo de 2008

La Casa de los Leones

Así se le llama a la mansión de estilo francés que desde 1880 perteneció a Eustaquio Díaz Vélez, un hombre tan obsesionado con los leones que los criaba el mismo, en su casa. Esta casona se encuentra emplazada en Montes de Oca 140.
La leyenda cuenta que, allá por 1930, uno de los animales atacó y mató al prometido de su hija el día de la fiesta de compromiso, otras versiones afirman que esto ocurrió en la fiesta de casamiento. Tras el trágico suceso, la chica se suicidó. Poco después de la tragedia, los fantasmas de la pareja comenzaron a recorrer las habitaciones y el parque de la mansión gritando, susurrando y moviendo objetos. Así, don Eustaquio se deshizo de los animales, aunque rindiéndoles un extraño homenaje: hizo tallar cabezas de animales sobre las arcadas de las puertas de entrada a la mansión y emplazó estatuas de leones en el parque. La más impresionante representa a una fiera que lucha con un hombre cuyo brazo está enterrado en las fauces del animal (ver foto).
Otras versiones cuentan que, luego del suicidio de su hija, don Eustaquio hizo una ofrenda y sacrificó a todos los leones con la esperanza de volver a verla. Parece ser que alguien aceptó la ofrenda, ya que se dice que el fantasma de su hija puede verse por las noches, entre las estatuas de los leones y las jaulas oxidadas que no han sido removidas aun del lugar.
Hay quienes dicen que las estatuas de los leones fueron construidas con posterioridad para ahuyentar los espectros. FUENTE.
Hoy, este edificio alberga a VITRA (Fundación para Vivienda y Trabajo del Lisiado Grave), sede de la única escuela primaria y secundaria de toda la Argentina para discapacitados motores. Algunos residentes admiten que por la noche se escuchan ruidos extraños. Todo el parque está superpoblado de gatos, parientes menos feroces de los leones de piedra. FUENTE.

Me recibí!!!

Hoy les cuento algo sobre mí. Finalmente, el miércoles 30 de abril defendí mi tesis de licenciatura y me recibí de Licenciada en Biología. Qué loco! todavía no caigo, lo tomé con una naturalidad...cero euforia. Durante toda mi vida de estudiante me imaginé "el día", me imaginé riendo, llorando, gritando...no sé, mil cosas.
En fin, quiero aprovechar para agradecer a todos los que estuvieron a mi lado en este camino: familia, amigos, compañeros (que fueron sobreviniendo en amigos con el tiempo), Pablo (el 70% de este logro es tuyo).


GRACIAS!